miércoles, 6 de julio de 2011

Comunicado: Posible acuerdo entre agencias locales y federales dará espaldarazo a la AEE y a sus turbios estudios arqueológicos para el Gasoducto

Fecha: 6 de julio de 2011

Asunto: Mediocres estudios arqueológicos del Gasoducto podrían ser favorecidos de gestarse un ‘acuerdo programático’ entre la Autoridad de Energía Eléctrica, la Oficina Estatal de Conservación Histórica y el Cuerpo de Ingenieros.

Comunicado de Prensa

Posible acuerdo entre agencias locales y federales dará espaldarazo a la AEE y a sus turbios estudios arqueológicos para el Gasoducto

San Juan, P.R. – De acuerdo con las declaraciones públicas de Carlos Ayes -consultor de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE)- durante la tarde de ayer en una emisora radial de Utuado (Éxitos 1530 AM), el plan de trabajo arqueológico que procederá ahora para el Gasoducto consistirá en efectuar monitoría arqueológica mientras se construye este rechazado proyecto de infraestructura. Aunque en primera instancia estas declaraciones aparentan tener poca importancia, el consultor dejó entrever que ese será el procedimiento que se seguirá para permitir la construcción y culminación del Gasoducto. “Dichas declaraciones parecen delatar la intención gubernamental de establecer algún acuerdo programático entre la Oficina Estatal de Conservación Histórica (OECH), el Cuerpo de Ingenieros de EEUU (CoE) y la AEE para esquivar irresponsablemente la problemática real generada por los deficientes estudios arqueológicos del Gasoducto que tienen ante sí”, expresó el doctor Reniel Rodríguez Ramos luego de escuchar las expresiones que hiciera Carlos Ayes, quien desarrolló tales estudios.

Se ha denunciado y se ha demostrado de manera contundente que los estudios arqueológicos del Gasoducto no cumplen con las leyes de preservación histórica de Puerto Rico o de EEUU. “Hemos detallado antes todos los problemas graves que enfrentan los estudios arqueológicos hasta ahora expuestos públicamente. Son trabajos peligrosamente deficientes que lo que hacen es poner en un riesgo mayor a cualquier recurso cultural o patrimonial del Pueblo de Puerto Rico que pueda encontrarse en la ruta del Gasoducto”, según lo manifestara el doctor Jaime Pagán Jiménez, portavoz de la Coalición Puertorriqueña de Arqueología.

La pasada semana un grupo de arqueólogos reveló que han sido infructuosos sus múltiples intentos por acceder a los más recientes estudios arqueológicos del Gasoducto, ya que el director ejecutivo de la Oficina Estatal de Conservación Histórica (OECH), el Sr. Carlos Rubio Cancela -y quien también ocupa una plaza con licencia de la AEE- se ha negado a proporcionar esos documentos públicos, así como la carta de evaluación y comentarios oficiales (pública también) que por ley debió generar la OECH hace algunas semanas. Este constatado conflicto de intereses del director ejecutivo de la OECH, quien evalúa a su propio patrono en un claro atentado a la transparencia pública, ha generado muchas más dudas en torno a este proceso de consulta y posterior emisión de permisos, que le corresponderá finalmente al CoE.

Las declaraciones del consultor en arqueología de la AEE confirman que se está diseñando alguna suerte de acuerdo programático entre las agencias concernidas (AEE, OECH y el CoE) para, de esta manera, respaldar el rápido proceso de otorgación de permisos por parte del CoE. “El problema con cualquier acuerdo programático que pueda formularse es que se dejan a un lado, o se obvian por completo, las enormes deficiencias de los estudios previos. Se abre así la puerta para que en éste y en otros casos se sometan estudios arqueológicos mediocres y al margen de toda reglamentación aplicable, con miras a crear acuerdos o subsiguientes formas de proceder sin ningún fundamento científico y en abierta violación a las leyes locales y federales de preservación histórica”, comentó Pagán Jiménez. Lo anterior se traduce de la siguiente manera: con un acuerdo programático las agencias aceptarían implícitamente que los estudios arqueológicos no sirvieron pero, para no retrasar el desarrollo propuesto, se determina proseguir con una serie de procedimientos como es la monitoría arqueológica, para así tratar de satisfacer de algún modo las exigencias básicas de las leyes aplicables y de manera acelerada. “El gran problema con esto es que cualquier procedimiento de monitoría arqueológica no tendría sustento alguno con evidencias o datos confiables obtenidos previamente”, apuntó Rodríguez Ramos.

Según Rodríguez y Pagán, lo peligroso de las monitorías arqueológicas en el contexto de un proyecto como el Gasoducto es que “Te darás cuenta de que encontraste un sitio arqueológico, pero solo porque una excavadora mecánica lo impactó negativamente y levantó el material arqueológico. Es así como notarás, en el mejor de los casos, que hay algo en el lugar (...) básicamente impactando al recurso parcial o totalmente. Además, tú como arqueólogo debes detener momentáneamente a la máquina para hacer una documentación básica de lo encontrado, tienes que avisarle a la agencia proponente sobre el hallazgo y ésta debe notificarlo a su vez a otras agencias como la OECH y al Consejo de Arqueología Terrestre de Puerto Rico; eso es lo que dictarían tu ética y las regulaciones. Pero, ¿si los contratistas y los constructores deciden no comentar nada del hallazgo? ¿cómo se enterarán las agencias reguladoras y cómo se protegerá y se estudiará adecuadamente cualquier recurso arqueológico que pueda estar dentro del área de impacto del Gasoducto?”, apuntó Pagán Jiménez.

Ante la desconfianza generada por el manejo turbio que se ha hecho de los estudios arqueológicos del Gasoducto, nada impide pensar que la norma sea, con un posible acuerdo programático, diseñar procedimientos inadecuados y de pésima calidad como hasta ahora, o dejar el campo abierto para ocultar el hallazgo de cualquier recurso arqueológico en la ruta del proyecto. El ejemplo más reciente de la ineficacia de un acuerdo o memorando de entendimiento entre agencias locales y federales ocurrió hace un par de semanas en el Puerto de las Américas, Ponce, cuando el CoE tuvo que detener los proyectos de construcción en dicho lugar al constatar que se habían estado impactando varios recursos culturales de importancia, contrario a los procedimientos establecidos en los acuerdos y permisos otorgados.

Con un jefe de agencia en la OECH que evalúa los estudios arqueológicos sometidos por su propio patrono (la AEE), no es descabellado imaginar que éste podría favorecerlo de variadas formas para que así el CoE otorgue el permiso final al Gasoducto. De hecho, el CoE es parte responsable y protagónica de todo lo que está aconteciendo con los estudios arqueológicos. Ellos también han hecho caso omiso a las solicitudes de los arqueólogos para acceder a los documentos públicos relacionados con el aspecto arqueológico. “Saben que si logramos acceso a esos documentos, como lo requiere la propia ley federal de preservación histórica, demostraríamos rápidamente y sin lugar a dudas el mal manejo que se ha hecho de las leyes y regulaciones arqueológicas alrededor de este nefasto proyecto [el Gasoducto] para Puerto Rico”, señalaron los doctores Rodríguez y Pagán. Al día de hoy, tanto la OECH como el CoE, están incumpliendo abiertamente la Sección 106 de la Ley Nacional de Preservación Histórica de EEUU así como la Ley 112 de 1988 que regula y protege nuestro patrimonio arqueológico. De igual forma, se está incumpliendo la Freedom of Information Act de EEUU que garantiza el acceso libre e irrestricto a documentos públicos como los solicitados.

Glosario:

Monitoría arqueológica: proceso de inspección visual que lleva a cabo un arqueólogo(a) profesional mientras se desarrollan trabajos de construcción ordinarios (ej. remoción de tierra, excavación con maquinaria pesada). La finalidad de una monitoría es constatar, mientras las máquinas remueven el terreno, la presencia o ausencia de recursos arqueológicos dentro del área de impacto del proyecto en cuestión. Este proceso implica la alta probabilidad de impactar negativamente y con equipo pesado cualquier recurso arqueológico que pueda existir en el área de interés. De identificarse algún recurso arqueológico, por mínimo que éste sea, las labores de construcción idealmente deberían detenerse para realizar una documentación total del hallazgo. A la misma vez, se le debería notificar de los hallazgos a las agencias reguladoras para que éstas establezcan un plan de evaluación apropiado y particularizado del recurso identificado.

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